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9,45 €Nunca es fácil para una mujer de la alta burguesía soportar el peso de la crítica social.
Edith Wharton (1862-1937) es hoy un mito de las letras universales. Baste recordar, entre sus obras más conocidas, La edad de la inocencia, que Scorsese llevó al cine con éxito. La carrera literaria de esta gran autora estadounidense se inauguró en 1905 con The House of Mirth y se cerró justamente con La renuncia en 1925, el mismo año en que Virginia Woolf publicaba La señora Dalloway. Además de ser apreciada por sus dotes literarias, Wharton fue una mujer liberal que sufrió en carne propia las inclemencias del chismorreo de altura que se practicaba en las mansiones de la Quinta Avenida a principios del siglo XX: divorciada y con una considerable nómina de amantes en su haber, la autora vivió sus últimos días en un pueblecito de Provenza, en el sur de Francia, un hecho que confiere sabor autobiográfico a las mejores páginas de algunas de sus obras.
Nunca es fácil para una mujer de la alta burguesía soportar el peso de la crítica social. Por eso hace mucho que Kate vive en un pueblecito de la Costa Azul, donde nadie sabe o quiere saber quién es esta señora que ahora peina sus primeras canas y esconde con garbo un infinito aburrimiento. Solo ella recuerda su pecado de juventud: la huida precipitada de su mansión de Nueva York para seguir los pasos de un amante que la alejaría para siempre de su marido y de su hija Anne, entonces una niña. Los años han pasado, y es Anne, convertida en una hermosa muchacha en edad de merecer, quien reclama un buen día la presencia de su madre en la austera mansión de Manhattan. Kate acude a la llamada, y pronto las vemos paseando por Central Park y disfrutando de esa intimidad que une a madres e hijas en el más hondo de los afectos. Pero este sueño se convertirá en tragedia cuando Kate descubra que su adorada Anne ha decidido casarse con Chris Fenno, un hombre al que ella conoce muy bien, quizá demasiado...